sábado, 6 de febrero de 2021

 

Escribo tu nombre
y nieva
sobre el oasis que mi memoria
en tu mar refleja.
 
Hubiera sido un huracán,
un ángel de fuego, un estruendo.
Pero no me arrepiento.
Conservo tu imagen
incendiada en playas y acantilados
-luces lejanas que guían mi regreso
cada vez que resucito-.
 
Escribo tu nombre
y la tierra florece.
Como una promesa.
Como la voz nacarada de Venus
que embelesa cada equinoccio
hasta conseguir el último pétalo.
 
Escribo tu nombre
y el sol se inclina para leerlo.
 
Todo esto sucede
aunque ya no me recuerdes.
Y será el agua sobre la que caminaré descalzo,
el viento de Odiseo,
la puerta de salida del Infierno,
el Aleph,
la Palabra primera.
 
En mi corazón de ámbar late todo imposible.


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